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Same Difference

El sistematizar el proceso de diseño no limita las variaciones y espontaneidad del mismo. Detlef Mertins nos muestra ejemplos donde la sistematización abre paso a variaciones infinitas. Las obras de Mies Van der Rohe vienen siendo un ejemplo de como la repetición de lo mismo amplifica las variables dentro de cada repetición. Obras como Crown Hall, National Gallery, Farmsworth House, etc. son obras que forman parte de una serie acusada de ser repetitiva y monótona. Estas estructuras solo contienen solo lo necesario para habitar cada una de ellas dentro de un espacio abierto lo cual abre las posibilidades de uso del mimos. La amplia variedad de usos que diariamente se le da al Crown Hall nos demuestra como el espacio, acusado de formar parte de un sistema de diseño homotopico, se vuelve heterotopico en el uso de sus espacios. Mies suele solapar muchas características en sus diseños, siendo el programa mínimo lo único que los diferencia. Al espacio de programa ser tan mínimo, abre espacio a un sin numero de posibilidades dentro del espacio. Al contrario, existen otros espacios donde su función esta tan determinada por su forma que el nivel de variaciones dentro del mismo es mínima. Este tipo de diseño pretende aplicar una practica tan heterogénea en que termina siendo lo contrario.

A esto creo que viene la separación de dos tipos de sistemas de diseño por Christopher Alexander en “A City is not a Tree” donde habla de un sistema donde nada se repite ni se solapa (tree) y otro en el que sí (semirretículo). El sistema del árbol permite una cantidad muy limitada de variaciones, mientras que el semirretículo permite posibilidades casi infinitas. Cuando los parámetros del sistema no se pueden usar mas de una vez, se limita el desarrollo del mismo. Por esto mismo los parámetros del sistema deben ser genéricos como acierta Mies. Parámetros que apunten en una dirección pero no limiten los resultados. Así estos parámetros pasan de ser limitaciones a ser herramientas para variaciones infinitas.

Los Radiolaras recolectados por Ernst Haeckel tienen una meta en común de crear un caparazón con un fluido que todos recolectan por igual, pero el caparazón que crean nunca se repite, tiene variaciones infinitas. Al igual que la arquitectura de Mies, se otorga espacio para necesidades básicas, y de eso las variables serán ilimitadas. El liquido y su forma básica en el centro son los parámetros genéricos que, en este caso funcionan como herramientas necesarias para manifestarse como se desea y de esos parámetros genéricos que se repiten, salen variaciones infinitas.

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